POLITIZADO, PROBLEMA DE TIANGUISTAS DE COSCO

Por: Miguel Olvera Caballero

Coscomatepec, Ver.- Politizado se encuentra el problema con los tianguistas de Coscomatepec, que este lunes, se adueñaron del parque Constitución. Los pobladores reprobaron este tipo de acciones.

Pie de foto:

En un claro acto de anarquía, los vendedores de calzado 

se instalaron en el parque Constitución de Coscomatepec.

La madrugada de ayer, a petición de los vecinos de la avenida Juárez y de acuerdo a los acuerdos pactados previamente, se impidió a los vendedores de calzado que se instalaran sobre esa arteria.

Sin importarles lo anterior y en un claro acto de vandalismo, los minoristas comenzaron a instalar sus puestos sobre el parque. El personal de Comercio y Policía Municipal, optó por mantenerse al margen para evitar un enfrentamiento. Aunque surgió la versión de un supuesto enfrentamiento que arrojó hasta policías lesionados, fue falsa.

Ya entrada la mañana, los coscomatepecanos se llevaron tremenda sorpresa al descubrir que el centro histórico estaba de nuevo invadido por el único grupo que se ha negado a reubicarse.

Trascendió entre los mismos comerciantes, que el problema ya fue politizado, pues varias de las reuniones se realizan en el Hotel Plaza Real, propiedad del ex alcalde, Serafín González Saavedra y hermano del actual aspirante a diputado local por Huatusco.

Algunos minoristas, que prefirieron no proporcionar sus generales para evitarse problemas con sus colegas, refirieron que fueron citados a varias reuniones en ese lugar, pero se les negó el acceso al imaginar los organizadores que los delatarían. Se presume que detrás del movimiento están los hermanos González Saavedra.

Por la tarde, se realizó una reunión a la que fue invitada la ciudadanía para de una vez por todas, darle solución al conflicto, donde nuevamente, salió a relucir que el asunto había pasado de ser un mero problema por la asignación de lugares, a ser de tipo político.

La invasión del parque consumada por el grupo de zapateros, fue severamente criticada por los pobladores, al considerar que la actitud de los vendedores, más que una lucha por sus derechos, se convirtió en un capricho financiado por terceras personas.