Por: El Huatusqueño
ACUSATORIO
es parte del nombre del llamado Nuevo Código Penal Acusatorio que ya funciona
en el estado de Veracruz, que fue muy bien bautizado por las autoridades, pues
desde el momento que una víctima de extorsión, violación, robo u otros delitos,
intenta pedir justicia, es prácticamente victimizado y como el código lo dice,
acusado por las autoridades, háblese de fiscales, policía ministerial o
peritos, llegando hasta el fiscal general, Luis Ángel Bravo Contreras. El más
reciente descalabro, que provocó la cólera de los reporteros no solo del
estado, sino a nivel nacional e internacional, fue la declaración del fiscal
general, que apenas había desaparecido Anabel Flores, salió a afirmar que tenía
relación con presuntos delincuentes, para así, criminalizar a una persona que
en ese momento estaba en calidad de desaparecida. Ninguna investigación formal,
ni confesión de los captores, ni mensaje dejado por los plagiarios que diera
por hecho tal calumnia, simplemente un argumento especulatorio que provocó
tales reacciones, que no debía ser emitido por el supuesto encargado de velar
por la correcta procuración de justicia en la entidad. Bravo Contreras tuvo que
echarle la culpa a su área de prensa por el “error” cometido. No bastando con
eso, este fin de semana el gobernador, derivado de la aprehensión de “El
Chichi”, afirmó que el narco es el responsable del asesinato de 15 reporteros
durante su administración, aunque del 2011 al 2016, algunas fuentes contabilizan
a 2 reporteros más que permanecen en calidad de desaparecidos. Duarte también
publicó que pese a su “desgaste político, mediático, físico y moral” no cederá
en la lucha contra el crimen organizado. Lo curioso es que muchos de los
reporteros asesinados no cubrían la fuente policiaca, sino fuentes políticas y
eran fuertes críticos de la administración duartista, inclusive Rubén Espinosa,
se fue del estado, ante las amenazas de muerte que ya había recibido. Los
comunicadores veracruzanos están artos de las agresiones oficialistas, desde la
frase tristemente célebre del gobernador “pórtense bien”, hasta el “pinches
medios” lanzado por Arturo Bermúdez al ver llegar a los comunicadores a una de
sus comparecencias. Veracruz sigue siendo el estado más peligroso para ejercer
el periodismo y no solo por cubrir la llamada nota roja, sino cualquier
información que incomoda a algún líder político, funcionario o inclusive
empresario con “padrino” influyente. Duelen tantos “carpetazos”, tanta
criminalización hacia los comunicadores, que después de muertos, resulta que
eran amigos de narcotraficantes, que tuvieron problemas pasionales, que les
quisieron robar, cuando a todas luces, aparecen las manos de un gobierno que
busca a toda costa evitar la crítica. No solo los reporteros están cansados,
también los familiares de decenas de desaparecidos que diariamente viven con la
angustia de no saber nada del padre, hijo, madre, hermana. Empresarios,
comerciantes, campesinos que son víctimas de los secuestradores, que terminan
siendo policías o protegidos por ellos. Como remate, surgen las denuncias de la
UV, demandas de juicio político a quienes no supieron gobernar el estado y
múltiples acusaciones más por desvío de recursos hacia quienes ostentan o
tuvieron poder. En el caso de los comunicadores, todo parece tener solución
simple para la actual administración estatal “fue el crimen organizado”, ¿y las
investigaciones?, ¿Cómo se llego a tal conclusión sin tener detenidos, una
confesión, un sobreviviente que de solidez a dicho argumento?, palabras en el
aire solamente que no tranquilizan, más bien enojan. Por ahora es todo, hasta
la próxima.
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