Por:
Miguel Olvera Caballero
Orizaba,
Ver.- Una brutal represión aplicaron este martes elementos de la Policía
Municipal de Orizaba, quienes detuvieron a más de 15 personas, entre ellas
estudiantes que grabaron las agresiones y gente que reprobó los actos de los
uniformados.
El
problema detonó cuando los preventivos golpearon con lujo de violencia a una
vendedora, que se encontraba vendiendo pizarrones afuera de la catedral de San
Miguel de Arcángel, dejando en evidencia el poco tacto del actual alcalde para
dialogar con los ambulantes.
En
respuesta, más de de 20 comerciantes, la mayoría de Ixhuatlancillo, retuvieron
la patrulla Alfa-03 de la municipal como medida de presión por haber golpeado
un uniformado a una vendedora, quienes solo discutían por lo sucedido.
En
cuestión de minutos se trasladó al lugar el director de la Policía Municipal,
Juan Ramón Herebia acompañado por más de 20 uniformados con toletes y bastones
de metal con la finalidad de rescatar la unidad retenida.
En
medio del forcejeo, los vendedores fueron atacados por los policías, siendo
detenidos en un primer momento 5 comerciantes. La unidad escapó en sentido
contrario y se retiró del lugar.
A
los gendarmes les fueron lanzadas piedras y palos. En respuesta, los
uniformados a patadas, empujones, macanazos y también con piedras, enfrentaron
a los comerciantes y comenzaron a detener a cualquier persona que estuviera
tomando fotos o grabando los hechos con su celular.
Fueron
al menos 6 las personas detenidas arbitrariamente por demandar a los policías
que no se condujeran de manera agresiva con los vendedores. Los inspectores de
comercio, Alejandro Loyo, apoyados por los municipales aventaron toda la
mercancía de artesanías y plantas que se encontraban en la banqueta de las
afueras del Mercado Melchor Ocampo, causando indignación entre la ciudadanía
orizabeña, pues se estaban robando la mercancía de personas que no estaban
presentes.
Entre
los detenidos trascendió que se encuentran dos estudiantes de la Universidad
Veracruzana que solo cometieron el delito de reclamar las brutales agresiones
que habían cometido los uniformados en contra de mismos ciudadanos orizabeños.
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