Escondido en su oficina
estaba Don Humberto Cahutle
esperando a la muerte invisible
con la esperanza que se le haga tarde.
Ni los rezos ni plegarias
salvaron al secretario de Huatusco
la calaca pide audiencia, le avisaron
y ¡zas! que al instante se muere del susto.
Continuó su recorrido por el centro
la muerte una cuadra adelante
a Don Ramiro de la Vequia también se llevó
por asesorar mal al alcalde
y ahora ya no habrá nadie que a ambos los salve.
Por: Miguel Olvera Caballero
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