Por: Miguel Olvera Caballero
A unas horas de que Felipe
Calderón Hinojosa entregue el poder y rinda protesta Enrique Peña Nieto como
máximo Tlatoani por los próximos seis años, bien vale la pena recordar y
agradecerle el boom en materia de empleos que hubo en su gobierno, sobre todo bien pagados, eso no lo puede
discutir nadie, pues gracias al raquítico valor del salario mínimo, la mala
estrategia económica y el cierre de la frontera con Estados Unidos, muchos
padres de familia y jóvenes estaban desempleados. Justo en ese momento al
"presidente del empleo" se le ocurrió la brillante idea de declararle
la guerra a un enemigo invisible, el narcotráfico, que en su búsqueda de
soldados para enfrentar a la SSP federal, Sedena y Semar, contrató a todo los
que pudo, fuera como "estacas", "halcones",
"sicarios" y un sinfín de funciones más, incluidos lógicamente
lavadores de dinero y abogados, cuyas vidas estaban aseguradas a no más de
cinco años en el mejor de los casos, pero a cambio de exponer su vida,
recibieron buenos salarios (algunos, no todos). Miles de vidas se perdieron en
el camino a causa de un personaje que recuerda más a un niño jugando con
soldaditos de plástico que a un presidente de la república, pero no se puede
negar que dejó una buena relación con las fuerzas armadas, a las que aumentó el
salario y compensaciones dependiendo la zona en que les tocara combatir, a los
caídos se prometió el ascenso de rango bajo la modalidad post mortem, aunque en
los hechos queda mucho a deber, sobre todo con los integrantes de la Policía
Federal, que esta agonizando. Es momento de agradecer a este celebre presidente
que me atrevería a comparar con el tristemente famoso Antonio López de Santa
Anna, que teniendo ejércitos a su disposición perdió cada una de las batallas
que libró en la guerra con los Estados Unidos y le costó a México la mitad del
territorio. En nuestro caso 2006-2012 cierra con más de 100 mil caídos en
enfrentamientos a lo largo del territorio nacional, sin contar los miles de
desaparecidos, que aunque suena aventurado decirlo, es una realidad que la
mayoría de esos desaparecidos fueron asesinados y enterrados en fosas
clandestinas o "cocinados".
Miles nunca más verán la luz del
día, a miles mas les arrebataron su inocencia demasiado temprano y tuvieron que
sepultar a hermanos, padres, hijos, novios (as) simbólicamente porque nunca
aparecerán. Hasta antes de Calderón existían los narcotraficantes que se
dedicaban a eso, a la producción y venta de droga, no a secuestrar, robar,
asesinar y muchas otras cosas que describirlas sería caer en amarillismo.
En especial quien estas líneas
escribe le debe una emotiva despedida a Felipe Calderón pues gracias a él y su
mal planteada estrategia varios amigos o conocidos de hace mucho tiempo ya
dejaron de existir (perdón, están desaparecidos, que para el caso es lo mismo),
otros tuvieron que irse del estado o ya supieron lo que se siente escuchar las
ráfagas de tiros, explosiones y sintieron un escalofrió recorrer todo su cuerpo
al ver grupos de sujetos armados a plena luz del día, o en especial, ser
encañonado por los mismos cuerpos de seguridad cuyos integrantes- con justa
razón hay que reconocerlo- desconfían de cualquiera que se acerca cuando
realizan un operativo. Felipe Calderón Hinojosa deja también un vasto y
exquisito vocabulario que nunca habíamos tenido los mexicanos, donde las
palabras "levantón", "tablazos", "balacera",
"cocinado", "sicario", "halcón",
"ejecutado" y cientos más, ya son tan comunes que los niños las usan.
En otra área, el casi ex presidente de México ofreció a los medios de
comunicación cursos intensivos sobre balística y tácticas de guerra, para saber
identificar un fusil AK-47, que de niños y aun jóvenes solo veíamos en las
películas de Rambo, de un Galil, un R-15 y hasta los lanza granadas, la forma
en que se monta un "operativo" y hasta cuantos soldados viajan en un
camión o camioneta. Quedan pocas horas para que se vaya, afortunadamente,
aunque nada garantiza que yéndose él, la masacre nacional acabará, pero al
menos ya no estará presente con esa actitud necia de ganarle al narcotráfico a
puro balazo. Bien hecho presidente, ya se ganó usted su página en los libros de
historia al igual que Gustavo Díaz Ordan, que Luis Echeverría y Carlos Salinas
de Gortari ¡Misión cumplida napoleoncito!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario