Por:
Miguel Olvera Caballero
Córdoba,
Ver.- En una zona de ejecuciones se convirtió la ciudad de Córdoba, a pesar del
llamado “Blindaje” implementado por Gobierno del estado. En los últimos meses
han sido ejecutadas 8 personas en la zona urbana y al menos 6 más fueron baleadas
pero salvaron la vida. La última víctima mortal se registró la tarde de este
domingo.
En
medio de la que es considerada una guerra entre células de diferentes grupos
del crimen organizado, que ha dejado infinidad de ejecutados que son arrojados
al Río Blanco o son encontrados en caminos vecinales sin vida, la Secretaría de
Seguridad Pública está bajo sospecha por la ciudadanía por presuntamente
desaparecer y ejecutar a un taxista y de arrojar a un pozo a otro joven en la
zona de Orizaba, que logró salvarse y denunció los hechos.
El
pasado martes 17 de febrero fue uno de los más sangrientos, cuando fueron
baleados dos mecánicos, un profesor y se encontró un ejecutado en Cuichapa,
cerca de la ciudad de Córdoba. La mayoría de asesinatos han tenido lugar en el
centro de la ciudad y en horas “pico”, sin importar si es afuera de una
escuela, un centro comercial o el hospital. Los abatidos suelen ser jóvenes que
no superan los 35 años.
El
último hecho sangriento se suscitó la tarde de este domingo, cuando un panadero
circulaba a bordo de una bicicleta de carreras procedente de Amatlán. Al llegar
a la altura del Seguro Social, un sujeto se le emparejó y sin mediar palabra le
disparó en la cabeza. La persona murió en el lugar.
Oficiales
que realizaban un recorrido de vigilancia derivado del operativo Blindaje Córdoba
sobre el camino Córdoba-Amatlán, al escuchar las detonaciones se apresuraron
para llegar al lugar de donde provino el sonido de los disparos.
En
su trayecto los policías estatales identificaron a un sujeto que vestía
camiseta tipo polo de color azul,
pantalón de mezclilla y zapatos negros, el cual transitaba con prisa y
actitud evasiva hacia la autopista Veracruz-Puebla.
Por
ello, los uniformados le marcaron el alto procediendo a realizarle una revisión
corporal, encontrando entre sus ropas a la altura de la cintura, un arma de
fuego marca Jennings Firearms, modelo Bryco 59, calibre 9 milímetros y un
cargador abastecido con 3 cartuchos útiles.
Apenas
la media noche del sábado, un joven fue baleado afuera del antro Camarroninas
que se encuentra sobre el bulevar Córdoba-Fortín. La víctima hablaba por
teléfono cuando un solitario sicario le disparó en la cabeza, quedando la bala
alojada en el cráneo. La misma tarde del sábado, un joven fue encontrado sin
vida a un costado de la carretera a Amatlán de Los Reyes con evidentes huellas
de tortura y un balazo en la cabeza.
El
miércoles fueron baleados dos mecánicos y un profesor. A esta agresión le
antecedió el asesinato de un joven afuera del Centro Comercial La Garza, donde también
fue ultimado el sobrino de Antonio Luna cuando iba a dejar a sus hijos a la
escuela.
Dos
personas más fueron abatidas en el Mercado Revolución o a escasos metros de ese
lugar. Un joven más murió dentro de un
auto lavado ubicado sobre la avenida 11. Otra ejecución se suscitó afuera de la
Cruz Roja de Córdoba. Inclusive, un “franelero” fue baleado a una cuadra del
Palacio Municipal. En la estadística no se incluyen los cuerpos encontrados en
el Río Blanco.
El
clamor generalizado de los cordobeses y pobladores de municipios aledaños es
una mayor seguridad, pues a pesar de las constantes promesas de más y mejores
policías, los asesinatos no paran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario