Por: Miguel Olvera Caballero
Ixhuatlán del Café, Ver.- Impune permanece el asesinato de cuatro ixhuatecos que en diciembre del 2013 fueron abatidos por personal de la Sedena frente a una funeraria de Córdoba. Este lunes se cumplieron dos años de los hechos.
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A dos años del asesinato de cuatro ixhuatecos,
ocurrida a manos de personal del ejército,
la dependencia federal no ha deslindado responsabilidades.
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Familiares de los deudos reclamaron nuevamente a las autoridades de Gobierno del estado y la Sedena que cumplan con las múltiples promesas que hicieron, entre ellas, la de investigar lo ocurrido y fincar responsabilidades a quienes asesinaron a los cuatro ixhuatecos.
“Nos quedamos esperando la respuesta de las autoridades, queremos que esto se esclarezca, que cumplan con lo que prometieron, porque todos saben quienes dispararon, pero no se les detuvo”, acusó el suegro de Juan Vidal, uno de los abatidos la noche del 28 de diciembre del 2013 frente a funerales “Vélez”.
José Raúl Fernández Ortega "El Pinky", de Ocotitlanapa; Ángel Piña Teodoro y Luis Vargas Piña, así como Jesús Juárez, son las personas que fueron abatidas cuando viajaban en el taxi.
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Las autoridades nunca cumplieron con las múltiples
promesas que hicieron a las viudas. Inclusive
una de ellas ya falleció.
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En su momento, el asesinato de los tres mecánicos y el taxista atrajo los reflectores de todos los niveles de gobierno, pero a dos años de la masacre, ni Derechos Humanos, ni la Sedena ni las autoridades estatales se han acercado a los deudos, que siguen esperando todo lo que se les prometió.
“Gerardo Buganza, que era el secretario de gobierno en ese momento habló con nosotros y se comprometió a apoyar a las cuatro familias, pero todo se quedo en promesas”, agrega Don Juan, suegro de uno de los finados.
Los deudos exigieron con la toma de la carretera federal a Xalapa, una investigación a fondo de los hechos. Gobierno del estado prometió un juego de placas de taxi para cada una de las familias, así como becas vitalicias para los hijos de los finados, pero nada se cumplió, “las becas nunca se depositaron, se hicieron como tres y ahí se acabo todo”, acusó el entrevistado.
El viernes 28 de diciembre por la noche, los tres mecánicos y el taxista ultimados por el Ejército, todos de Ixhuatlán del Café, se trasladaron a la ciudad de Córdoba para comprar piezas para vehículos pero estuvieron tomando antes de regresar a su hogar.
Pie de foto:
“Para nosotros todo se acabo, ya no vamos a
manifestarnos, ni exigirle nada a las autoridades,
ya sabemos que no cumplirán”: Don Juan.
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Alrededor de las 20:00 horas de ese día, un percance se registró sobre la avenida 5 con calle 4, donde el ruletero ixhuateco habría atropellado a un motociclista, pero para evitarse problemas él y sus acompañantes se dieron a la fuga.
Metros adelante, los cuatro ixhuatecos intentaron subir sobre la avenida 5, que estaba cerrada por militares que resguardaban los cuerpos de los 5 sujetos que murieron en un enfrentamiento en la localidad de 20 de Noviembre.
Los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional abrieron fuego contra la unidad, que no hizo alto y fue baleada, hasta confirmar que los cuatro ocupantes del vehículo estaban sin vida.
“Para nosotros todo se acabo, ya no vamos a manifestarnos, ni exigirle nada a las autoridades, ya sabemos que no cumplirán, lo menos que pedimos es que no quede esto en el olvido y se esclarezca, ellos están conscientes quienes dispararon”, externa Don Juan
El Sol de Córdoba tuvo acceso a las actas de defunción que en su momento emitieron las autoridades, donde la necropsia reveló que los ixhuatecos murieron a causa de shock
hipovolemico y traumatismo craneoencefálico. En el motivo de las lesiones que les causaron la muerte se asentó que fue por un “enfrentamiento con los marinos”.
En al menos dos ocasiones, personal de la Sedena realizó diversos peritajes en la zona donde fueron baleados los mecánicos y el taxista, sin que eso se reflejara en una sanción a quienes los asesinaron.
Aunque Gobierno del estado emitió en su momento un comunicado afirmando que iban armados, se presume se les “sembraron” armas. Para la comunidad ixhuateca solo hay una verdad; “no eran sicarios”.
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