Crónica de un asalto
Por: Miguel Olvera Caballero
Coscomatepec, Ver.- Gilberto
camina de manera chusca. La cinta adhesiva aun atada a sus pies. Su hijo de un
año de vida fue prácticamente quien le salvó la vida.
“Yo llegue a descargar y ahí en
los Cafetos me dijeron que encontraría un guía para conducirme hasta la bodega
donde descargaría”, relata recargado sobre el tráiler. La caja fue robada.
Dos horas antes el frío cañón de
un arma de fuego incrustado en el abdomen le anunciaba lo evidente. Era víctima
de un asalto. La única imagen en su mente fue su familia y el temor de no
volverla a ver.
“No sé si me pegó con la pistola
o con que, me amarraron y le dije, no te pases, tengo un chavito de un año”. La
respuesta fue inmediata de parte de otro delincuente: “está cooperando, no lo
madrees”.
Para Gilberto fueron dos horas de
incertidumbre. De pasar por las vías de la estación del ferrocarril en Córdoba,
de sentir como daban vueltas por la ciudad y fuera de ella, para despistarlo.
“Yo estaba esperando que me llamaran, ya me había reportado con el policía de
la bodega cuando me asaltaron”, relata el trailero.
El conductor logra comunicarse
con su patrón, con la aseguradora gracias al apoyo de preventivos de
Coscomatepec. La cinta aun en sus pies en espera que la perito tome huellas
para intentar identificar a los asaltantes. A Gilberto poco le importan los
trámites que siguen, las declaraciones. El papeleo. Solo quiere regresar con
ese hijo a quien citó ante los maleantes y que aun sin saber hablar, le salvó
la vida.
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