Por:
El Huatusqueño
AHOGADO
el niño, se quiere tapar el pozo es un refrán famosísimo, sobre todo cuando de
desgracias se trata. Los mexicanos somos expertos no en prevenir, sino intentar
justificar, intentar demostrar que ante la desgracia, se pueden tomar medidas
reactivas para calmar los ánimos de la gente. Hoy explota un polvorín y mañana,
cuando se hace el recuento de los muertos, la Sedena hace una inspección en los
polvorines y se refuerza la seguridad. Explota un artefacto dentro de un
autobús de la línea Plateados (hasta hoy la
versión es que era pólvora pero no
se investigó más) y hasta después se informa que se instalarán filtros de
revisión, detectores de metales y mil cosas más. Un taxista asesina a una
estudiante que regresaba temprano a su casa (5 de la mañana y eso porque a esa
hora los antros ya están cerrados) pero antes se dio una vuelta por un motel y
todo mundo se indigna, marchas y más marchas, cadenas de recomendaciones “encienda
su GPS” (así al menos cuando uno esté muerto saben dónde estará el teléfono
celular), platique con su familiar durante todo el camino y mil sugerencias que
al momento de ser atacado o atacada no sirven de nada si el homicida potencial
ha fijado a una persona como objetivo. Después de intentar comprender la lógica
del mexicano sigo sin entender como decenas y decenas de mujeres son
asesinadas, golpeadas por sus parejas, humilladas en el trabajo o en la calle
son acosadas y no pasa nada hasta que una joven “X”, en este caso llamada Mara,
se convierte en víctima mortal de un sujeto. Quizás se trate de una válvula de
escape o una maniobra como abrir una presa para liberar presión de una sociedad
que parece a punto de reventar cada día por todo lo que pasa a su alrededor
pero que necesita un catalizador para hacerlo ¿Por qué tantos asesinatos y solo
Mara mueve a las masas?, cierto que ese atroz crimen es condenable por sí
mismo, pero ¿y todas las demás víctimas mortales qué? ¿una vez que pase de moda
Mara, todo regresará a la normalidad y todos felices y contentos? Por cierto,
una fémina fue violada en Tuxpan por un desconocido, pero dudo que eso atraiga
titulares a nivel nacional...
LA NARCO CULTURA llegó para quedarse, pues independientemente
de las películas que hacen alusión a la realidad por la que atraviesa el país
que llevan mucho de mensaje político de crítica contra la clase gobernante,
ahora empresas como Televisa convierten a los narcotraficantes en héroes, en
personajes poderosos que visten bien, comen bien, tienen suerte con las mujeres
o los hombres, basta ver anuncios de “El Capo” o “La Reina del Sur” (hasta la
actriz se tragó su propio cuento) para entender que la narco cultura ahora es
la moda. No es de extrañar que niños y adolescentes estén “curados” del temor
que inspira la violencia generada por los carteles de la droga y que las mismas
televisoras promuevan este comportamiento, pero quizás lo podamos entender si
recordamos las palabras del fundador de Televisa, Emilia Azcarraga Milmo que
afirmó sin pena alguna que él hacía televisión para jodidos, que con la
televisión que él hacía, el mexicano podía salirse de su realidad y su futuro
difícil, máxima comercial que mantiene el actual dueño de la empresa que ahora
produce programas inspirado en el narcotráfico. Y el mexicano promedio pidiendo
más historias delincuenciales en las que inspirarse…ÚLTIMO grito es el que
dieron el fin de semana los aun alcaldes, algunos con más éxito que otros, las
administraciones municipales agonizan al igual que el poder de quienes aun se
sueñan intocables. No se preocupe si en su momento no atendieron su petición,
si los guaruras le bloquearon el paso o se indignó porque los vehículos
oficiales se usaron para uso personal de los funcionarios, su familia o sus
amantes en algunos casos, porque a partir de enero, serán mortales como
cualquier otro. Por ahora es todo, hasta la próxima.
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