Por:
El Huatusqueño
LA
ALAMEDA Agustín Chicuellar de Huatusco fue donada por huatusqueños ilustres en
1903, ese espacio fue planificado y destinado para convertirse en un lugar de
recreación, de paseo para los huatusqueños. Aunque Agustín Chicuellar fue uno
de los grandes benefactores de la ciudad, hoy en día su nombre y lo que hizo es
poco conocido por la comunidad. En lo que respecta a la Alameda, ya fue víctima
de la ignorancia de sus autoridades, pues en su momento se decidió hacer cajas
de agua en pleno parque, después, el devoto mariano y hoy opaco diputado local,
Miguel Sedas, le arrebató varios metros a ese lugar para ampliar una calle sin
siquiera analizar si era viable y de la noche a la mañana mutiló la Alameda. El
actual alcalde, Santiago Chicuellar Aguilar, anunció por su parte que se
autorizaron recursos para rehabilitar la Alameda, lo que hizo que en
automático, salgan a relucir varias iniciativas de que hacer, como hacerlo, que
imagen darle a esas áreas donde centenarios árboles se alzan imponentes sobre
el suelo. La construcción de más canchas sonó como propuesta entre algunos
sectores, aunque la mayoría opina que más concreto en este espacio sería una
mala decisión. En contraste, recuperar áreas verdes en este parque es lo que
muchos desean, pues lo que menos se quiere, es que los paseantes emigren a otro
lugar por temor a ser golpeados por una pelota, cuando podrían hasta organizar
días de campo en medio de la ciudad, de lo que sí pueden estar seguros los
huatusqueños, es que ahora sí se escuchará el sentir de la comunidad y no se
actuará unilateralmente basándose en ocurrencias o visiones marianas…UN
SANTUARIO para famosísimos personajes es la ciudad de Córdoba, pues si a Pancho
Cachondo o Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre les hubieran contado de la Ciudad
de los 30 Caballeros, no les hubiera hecho falta ningún harem, ya que aquí, a
plena luz del día, se puede encontrar todo lo que esos letrados “líderes”
necesitaban y que tuvieron que buscar no tan discretamente. Fue una ama de casa
quien recomendó frenar o al menos controlar y regular el sexo servicio en
Córdoba, donde son los inspectores, policías y uno que otro funcionario,
quienes cobran cuotas en efectivo o en “especie” a las mujeres de la vida galante
por dejarlas trabajar sin hora ni lugar fijo. La que se dice ser una ciudad
turística, hoy está invadida en sus calles, las 24 horas del día, por
meretrices. El problema no se originó en la actual administración, se incubó en
las anteriores y hoy solo se viven los efectos de lo que nadie en su momento
quiso controlar ¿Cuál será la estrategia de las autoridades en este caso?, la
comunidad espera que se aplique pronto, o no quedara esquina libre de algún
hombre, mujer o cosa, ofreciendo sus servicios. Al final, la prostitución y
depravación sexual no son exclusivos de las calles de Córdoba, pues también
dentro de los recintos donde se reúne la alta sociedad, se cometen algunas
travesurillas, como las de los juniors del Casino Español, que ya querían convertirse
en actores porno, por poner un ejemplo…PRI-VADAS son algunas reuniones ahora en
el edifico distrital del PRI, donde se cantan alabanzas al sumo sacerdote con
poder celestial de palomear candidatos a presidentes de partido, aunque dichos
candidatos, o candidatas, tengan pocas o nulas posibilidades de sumar,
fortalecer al partido. Una de las “despatadas” es Beatriz Sosol, que con el
gremio de enfermería, buscaría no ser presidenta interina, sino con todos los
derechos ahora sí. Del otro lado del cuadrilátero, ya se forjó una terna,
encabezada por Altagracia Cozar y reforzada por Luis Yobal Cuacua, que una vez negociada,
buscan reforzar la formula con otros grupos, que de entrada, están molestos por
la “línea” que busca imponer el delegado del tricolor, al final, sobre los
hombros del delegado distrital pesarán los efectos de una nueva derrota en las
elecciones, si se impone de nuevo a un líder sin capacidad de consenso que
llegaría a la presidencia del PRI por mero capricho, no por capacidad. Por ahora
es todo, comentarios a: caballerosol17@hotmail.com
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