martes, 10 de junio de 2014

LE SALVA LA VIDA A JOVEN Y LO ABANDONAN

Arturo Loyo, la otra cara de la donación

Por: Miguel Olvera Caballero


Coscomatepec, Ver.- Arturo Loyo Jiménez deja al descubierto la otra cara de la donación de órganos, después de donar uno de sus riñones a una joven profesora, el estudiante originario de Coscomatepec fue abandonado a su suerte por la familia de la beneficiaria.


Pie de foto:
Después de donar uno de sus riñones, Arturo Loyo, 
originario de Coscomatepec, confirmó la indiferencia 
que viene después de salvar una vida.
A seis meses de haber sido intervenido, Arturo revela a Con Tinta Negra que los familiares de la joven a la que dio una nueva esperanza de vida, se olvidaron de él y todos los gastos posteriores a su recuperación, los ha tenido que solventar solo. De haberse convertido casi en sus padres adoptivos, de la noche a la mañana, la donadora y su familia lo dejaron a la deriva.

Arturo concede una entrevista en un modesto café de Coscomatepec, donde accede a hablar del problema que lo llevó a iniciar de cero. Sin trabajo, sin estudios y sin uno de sus riñones, su vida reducida al 50 por ciento, sin que le fuera agradecida su acción.

"Todo parecía miel sobre ojuelas, pero por desgracia lo único que les importaba era su hija obviamente, pero el agradecimiento moral y el compromiso de apoyarme no lo cumplieron", externo el donador.

A Cristina Sorcia Montalvo le fue detectada insuficiencia renal a los 26 años, cuando fungía como profesora del nivel secundaria. Su hermana le comentó a su amigo, Arturo, la magnitud del problema. Sin pensarlo dos veces y con el único objetivo de salvar una vida, se ofreció como donador.

Arturo loyo lamentó que después de ser hasta acosado por los padres de Cristina Sorcia Montalvo, de ser llevado puntualmente a sus consultas al hospital de Veracruz y de que hasta sus padres se entrevistaran con un sacerdote, de repente dejaron de ofrecerle apoyo. Hoy, el donador tuvo que abandonar la escuela de enfermería. La herida física sanara, la espiritual nunca.

Fue en noviembre del año pasado que el joven coscomatepecano, después de múltiples estudios y confirmar que ambos organismos eran compatibles, fue sometido a una intervención quirúrgica que duró más de 8 horas y que se realizó en la clínica del IMSS del puerto de Veracruz.

“Se olvidaron de mí, a mis consultas que eran en Veracruz tuve que irme en autobús, cuando todavía la herida era reciente, me dijeron que tenía que estar en reposo 3 meses, pero por necesidad empecé a trabajar a los 40 días”, expone Arturo.

Antes de ser operado, el joven firmó un acta notarial en el Acuario de Veracruz, donde estuvieron presentes Virginia Montalvo Villalobos y Melitón Sorcia Camarillo, padres de la profesora. A él nunca se le entregó una copia del documento. Hoy, Arturo solo confía en que será Dios quien algún día hará justicia.






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