Por: Miguel Olvera Caballero
Coscomatepec, Ver.- El estado de Veracruz se mudó al
centro de Coscomatepec. Hasta los mejores detractores se dejan conquistas y se
acercan a ver la obra emprendida por su alcalde, a ver la exposición de Héctor
Montes de Oca. El centro histórico no solo esta embellecido, tiene vida.
La fuente colocada en la plazuela Miguel Hidalgo es
un éxito, decenas de infantes quedan empapados después de pasar una y otra vez
en medio de los chorros de agua. La edad es el menor de los problemas para
divertirse.
Es Semana Santa pero antes de dedicar toda su
atención a los actos religiosos del Viernes Santo, los coscomatepecanos dedican
su tiempo libre a pasear por el centro histórico.
A escasos metros, los vendedores de pescado se ven
apurados retirando escamas que terminan en las calles empedradas, ofrecen el
mejor precio por kilogramo de productos del mar, tan cotizados en temporada de
cuaresma.
Las imponentes torres del templo de San Juan
Bautista parecen jugar con las palmeras del parque Constitución. Por desgracia,
no falta el buen coscomatepecano que deja su basura y empaña el colorido de las
flores recién plantadas.
Dentro de sus muros, Cristo es colocado detrás de un
enrejado, representando su aprehensión en el huerto de Getsemaní. Afuera, el
colorido de Xalapa, Coatzacoalcos, el puerto de Veracruz, de Córdoba, atraen a
la gente a visitar el andador Javier Rodríguez Sainz.
Los comercios dedicados a la venta de barbacoa de
borrego y carnitas tienen sus cortinas cerradas. Ceden un día, resignados por
la nula venta de carne en Viernes Santo. Hoy, es el aroma de la mojarra frita
la que despierta el apetito.
Llegar al centro de Coscomatepec para el visitante
es algo mágico, donde el colorido de su parque se ve reforzado por la
reputación de su pan, de sus artesanías, de su propia gente. El camino trazado
para ser Pueblo Mágico se acorta, afirman sus autoridades. Falta poco para
llegar.
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