sábado, 4 de abril de 2015

VIVEN VÍA CRUCIS EN TOMATLÁN


Por: Miguel Olvera Caballero
  
Tomatlán, Veracruz.- Retumba el tambor romano, la sentencia está dictada. A paso lento avanza Jesucristo condenado a muerte cargando su cruz. La madre no se separa del hijo, rompe en llanto desconsolada. Es hora de revivir la pasión y muerte de Cristo en Tomatlán.


 
Son las 12:30 del día y Juan el Bautista aparece en escena, "arrepiéntanse", repite a un público que tampoco lo escucha bajo sus sombrillas y celulares, antes de ser detenido por ordenes de Herodes Antipas. Momentos después, el gobernador ruega a Salome que baile para él. El precio es la cabeza del predicador.

Entre la gente se pierde el encapuchado de negro, que acompaña ahora a Judas Iscariote, ahora al Nazareno. "Ese de negro es Satanás", aclara un padre a su hijo. En escena, más de 70 actores reviven la pasión, crucifixión y muerte de Jesús.

El salvador, encarnado por Nestor Hernández Luna, es presentado ante el Sanedrín, donde les afirma a los sumos sacerdotes que es rey. El sumo sacerdote rompe sus vestiduras, "¡blasfemia!" afirma. El destino de Jesús esta sellado.

Después de comparecer ante los sacerdotes, el Nazareno es presentado ante Poncio Pilatos por segunda ocasión. Lo manda a azotar, 39 latigazos en total. Los soldados desquitan su furia, lo flagelan, le ponen una corona de espinas y así lo devuelven al gobernador romano.

Agotados los recursos por salvarlo, Poncio Pilatos termina por lavarse las manos y entrega a Cristo para que sea crucificado. Menos de 600 personas fungen como espectadores, la mayoría, grabando con sus celulares, solo buscan una buena foto.

Las calles de Tomatlán se convierten en la antigua Jerusalén, en cuyas calles empedradas el sentenciado cae una, dos, tres veces. La madre burla a los soldados, desconsolada por ver a su hijo completamente flagelado.

A lo largo de su camino aparece el Cirineo que lo ayuda a cargar la cruz, la mujer que le limpia la sangre del rostro, mujeres que le ofrecen agua. A la distancia, bajo el intenso sol, el espectro sigue al cortejo, como esperando que Jesús desista, se rinda.

Arrepentido por haber entregado a su maestro, Judas Iscariote decide ahorcarse. A paso lento y casi sin fuerzas, llega el Nazareno al Gólgota, a cumplir su misión. Es clavado en la cruz junto con dos ladrones.


El reloj marca casi las 3:00 de la tarde y usando sus últimas fuerzas, le entrega a Juan a María como madre, entrega su espíritu al padre y muere. Minutos después es bajado de la cruz y entregado a su madre, que desconsolada, lo llora a los pies de la cruz en que fue crucificado. Culmina la 51 representación del Vía Crucis viviente en Tomatlán.

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